Terri Schiavo es una mujer que permanence en estado vegetativo desde hace quince años solo se alimenta a través de una sonda. En 1990, cuando tenía 26 años y hacía un fuerte régimen de adelgazamiento, sufrió un ataque al corazón que le interrumpió temporalmente el riego sanguíneo al cerebro.
En dos ocasiones le fue retirada la alimentación, a solicitud de su marido, Michael Schiavo, pero después el suministro de alimentos y líquido le fue reanudado, en 2001 por orden judicial y en 2003 por una orden del gobernador de Florida, Jeb Bush, que posteriormente fue anulada por vulnerar la constitución del Estado.
El caso, que lleva siete años ante los tribunales, saltó nuevamente a la esfera nacional cuando el tubo que alimenta a Terri Schiavo fue retirado el viernes pasado y los republicanos en el Congreso se abanderaron la causa de los padres de la paciente.
La vida o la muerte de esta mujer reflotó en los últimos días el debate mundial sobre la eutanasia de una persona que luego de caer en coma jamás se recuperó ni se recuperará, según dicen los los medicos. Y en esa polémica ingresó desde el propio presidente Bush hasta el Congreso de los EEUU que aprobó una no menos polémica ley para que los padres de Schiavo pudieran sortear la orden del juez que autorizó a desconectar todos los aparatos que la mantienen viva, según había solicitado su esposo.
Este caso reflotó la division de l sociedad norteamericana: los creyentes -encarnados en la llamada "derecha conservadora"- defienden la vida a ultranza y, por lo tanto, apoyan a los padres de Schiavo; los liberales respaldan al marido de la mujer, Michael, y el derecho a morir en circunstancias desesperadas como ésta.
"Estoy enfurecido y creo que todo estadounidense en este país también debería estarlo", dijo a la CNN Michael Schiavo, quien pide desde hace años que desconecten los aparatos, porque afirma que su esposa eso le dijo poco antes de entrar en coma. "Este gobierno está pisoteando un problema familiar que ha sido debatido en los tribunales durante siete años", afirmó.
Lo más preocupante, no obstante, es el claro interés de ambos partidos por capitalizar un drama familiar para sus propias banderas, que también incluyen los debates sobre el aborto y el matrimonio entre homosexuales.
Un memo distribuido sólo entre los senadores republicanos que se filtró a la prensa es elocuente en ese sentido: el caso Schiavo es definido allí como "un gran asunto político" que podría ofrecer buenos dividendos con los cristianos, cuyo apoyo será decisivo en las elecciones legislativas de 2006.
El debate resulta más complejo aún porque el Congreso podría vulnerar además la independencia real del Poder Judicial. El caso Schiavo ya pasó por más de doce instancias judiciales, llegó a la Corte Suprema y retornó al juez, que reiteró la orden de desconectar el tubo por el que se alimenta.
El drama emocional se agudiza por el dolor que afrontan ambas partes, ante cualquier decisión que se tome. Los padres desean mantenerla viva porque creen que Terri, ahora de 41 años, se podría recuperar con mejores tratamientos, algo que fue refutado por las juntas médicas que declararon su estado vegetativo; y su marido, que volvió a casarse y que afirma que ella deseaba morir.
"No es el papel del Congreso, a última hora y del modo más efusivo, vulnerar el sistema judicial de Florida, en particular después de los siete años y 19 jueces que han transcurrido", afirmó el representante demócrata Robert Wexler.
Pero la presión de la madre de Terri, Mary Schindler, no es racional, sino emocional. "Les pido a las mamás y los papás que llamen a sus congresistas. Ayúdenlos a aprobar esta ley. Es muy importante", pidió llorando ante las cámaras.
Ya desconectada de los aparatos, Terri morirá en dos semanas, como máximo, si no se la reconecta al tubo con que se la alimenta desde febrero de 1990, mientras que decenas de personas rezan día y noche por ella alrededor del hospital donde está internada.
"La Corte Suprema determinó en casos anteriores que si bien existe el derecho a desconectar los aparatos si el paciente así lo dijo antes, no existe el derecho al suicidio asistido", afirmó el profesor de Derecho en la Universidad de Columbia, Michael Dorf, quien cree que el gobierno estaría violando "varios principios constitucionales fundamentales".
Pero este debate sobre la eutanasia incluye facetas afectivas y parece defenestrar razonamientos lógicos y jurídicos como pocos casos antes en la historia de este país.
Más allá de los debates juridicos y políticos porque en esto es lo que se ha convertido este tema y no en otra cosa, ¿alguien se ha preguntado si vale la pena vivir así?. También habría que preguntarse quien es el que determina si alguien puede o no puede vivir así.
Es un caso muy diferente al del gallego Sampredo, retratado en la película Mar Adentro, porque allí ese hombre era consciente de sus actos y fue el mismo quien solcitó la muerte. Sampedro también se preguntó en algún momento ¿vale la pena vivir así? y encontró la respuesta cuando bebió el vaso con veneno.
lunes, marzo 21, 2005
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