jueves, marzo 17, 2005

La relación del periodismo con el nuevo gobierno

Los periodistas Loreley Nicrosi (El País), Miguel Arregui (El Observador) y Antonio Ladra (La República) analizaron la relación entre el periodista con el nuevo gobierno de izquierda en una entrevista realizada por Jorge Traverso en el programa Tiempo Presente de radio Independencia.


Jorge Traverso -El presidente Vázquez ha insistido en que este gobierno garantizará una comunicación fluida y transparente, ha dicho que va a hablar bastante poco. Es importante la comunicación del presidente con la gente pero también había la impresión de que los presidentes hablaban mucho en relación a lo que habla en todas partes del mundo.
¿Hay una dosis establecida, tiene que haber un portavoz?
Miguel Arregui -Es un país inmaduro para tener un vocero. Porque tiene que haber una sintonía muy fina entre un presidente y un vocero. El vocero tiene que estar enterado de muchas cosas que los presidentes uruguayos en general no gustan de compartir.
JT -¿Por ejemplo?
MA –Si hoy tuviéramos un vocero esta cuestión de la revisión de las desapariciones, lo que está sucediendo entre el presidente y los manos militares, el vocero aunque no se lo diga a la prensa debe estar al tanto. De lo contrario no tiene margen de maniobra para enfrentar a la prensa. Hay un grado de inmadurez. Quiero reivindicar que las relaciones de la prensa con los gobiernos es relativamente sencilla comparada con otros países.
No puedo compararme con el caso de Venezuela, incluso con Argentina. No quiero hablar de caso Paraguayo. Pero estamos al golpe de balde de cada presidente. Cada uno tuvo un estilo diferente. A Vázquez le gusta hablar poco con la prensa y está en su derecho. Tal vez uno puede reprocharle ciertas tendencia que uno ve hacia un centralismo y control muy estricto a algunas personas del entorno del presidente sobre fuentes naturales de información de los periodistas como son los parlamentarios, los ministros, los subsecretarios y otro tipo de funcionarios. Eso tal vez pueda ser la nota alarmante. Que un presidente no quiera hablar con la prensa, eso está en todo su derecho.
Batlle era un tipo tremendamente díscolo con la prensa. Aunque hablaba mucho, eso no significaba que tuviera buenas relaciones con la prensa. Ni muchos menos.
Loreley Nicrossi –Pero la diferencia estaba en que Batlle que no hablara o que tuviera malas relaciones con la prensa no presionaba al entorno y había dos figuras dentro de presidencia con las que uno podía hacerle consulta. Tema que ahora no pasa. Tenemos a Gonzalo Fernández que mantiene una buena relación. El hermano de Vázquez, Jorge, prosecretario de la presidencia, ha tenido una actitud más reticente.
Es grave el hecho de la intención de centralizar toda la información a través de Sepredi.
Antonio Ladra –Acá hay una muestra muy clara de cual es el papel que se le da la prensa. Tradicionalmente después de que asume un presidente los ministros, directores de entes asumen mucho después. Acá ha sido todo el mismo día.
Lo único que no está completo es Sepredi.
JT –Tuvo un comienzo complicado.
AL -¿Quién es el señor Veiga? Fue diputado, fundador del Encuentro Progresista. Ahora, al instante de haber sido nombrado tendría que haber empezado a presentarse con los medios de comunicación, con los responsables y decir voy a ser el director de Sepredi, cualquier cosa a las ordenes. Porque ese es el papel que tiene que cumplir. Nosotros le pagamos el sueldo a los funcionarios de Sepredi. Todo los uruguayos.
El señor Veiga se tendría que haber presentado. Sin embargo, sé de buena fuente que el señor Veiga no tiene ningún celular. Punto dos, lo esconde, lo tiene apagado, si tiene un celular. “Y si me llama un periodista lo apago”. Eso es lo que le ha dicho a la gente de su entorno. Y es el hombre que tiene que tener relaciones con la prensa.
MA –Y lo que no sabe es que tarde y temprano se va a volver contra el gobierno. Porque una cosa muy importante que se tiene que publicar se tiene que chequear con alguien del entorno del presidente. Eso va a generar muchos errores y muchos problemas.
LN –No le hecho las culpas a Veiga. Conociendo el entorno de Vázquez y la forma en que se manejó desde hace mucho tiempo atrás, las personas de su entorno que apagan su celular lo hacen por una decisión de arriba. No es porque tienen ganas de tenerlo apagado y de no contestar.
El hecho de que se haya puesto un político al frente de Sepredi es una decisión de hasta dónde se quiere llegar. Vázquez antes de asumir en una reunión que tuvo con el futuro gabinete, dijo que quería convertirla en un órgano político.
MA –Uno se pregunta quién es el que asesora al presidente y cómo funciona la prensa. Cuáles son los códigos básicos de la relación.
LN -Lo increíble es que Vázquez desde que fue intendente hasta ahora se ha manejado con la prensa. Ha tenido momentos de enfrentamientos, de buena relación, pero la misma prensa le ha servido para llegar al gobierno.
AL –La misma prensa también le ha servido para que no llegara al gobierno. En la elección pasada fue notorio que hubo una animadversión contra Tabaré Vázquez.
Juan Carlos Doyenart, si bien no es periodista sí, es un encuestólogo, y sacó un volante. Lo mismo que nos cuestionamos a los periodistas si vamos a tener confianza o no. ¿Qué confianza puedo tenerle a una encuesta de Doyenart cuando sacó un volante instando a la población a votar a Jorge Batlle en el balotaje? Yo no le tengo ningún tipo de confianza.
En esta elección se movió una ola y parece como si todos son frenteamplistas. Estamos viviendo un romance maravilloso. Los periodistas tenemos que estar siempre del otro lado del poder, del que sea, la iglesia, los sindicatos, los gobiernos, el poder del cuadro de la esquina.
MA –Desde el plebiscito del 80 he aprendido a ser bastante escéptico de las potencialidades de la prensa. De ir contra las tendencias sociales, pero las tendencias de largo plazo nos las cambia la prensa, si no el plebiscito del 80 hubiera triunfado 90 a 10 el proyecto oficialista. El grueso de la prensa estaba al servicio esa propaganda.
JT –Y te daría otro caso. Bush ganó contra toda la prensa norteamericana.
MA –Es muy importante.
AL –Zapatero ganó como reacción a los manejos mediáticos.
MA –Segunda precisión. Todavía pesa en el gobierno hasta en el inconsciente cierta tendencia leninista. De cree que la información se puede controla. En general lo que provoca eso en el mediano y largo plazo son graves desencuentros, más errores y muchos más errores de los que podrían producirse si el Ejecutivo tuviera una política más abierta respecto a la prensa y tuviese una conciencia cabal de qué rol cumple la prensa en una sociedad moderna y abierta. Todavía en eso no han evolucionado lo suficiente.
Sí lo han hecho en el Parlamento, y sí gente que hoy es ministro. Pero sin duda hay una intención del Ejecutivo de controlar el flujo de información. Eso siempre termina mal.
JT –La tentación totalitaria.
AL –De cualquier partido.
JT –Aunque con Batlle se trabajó muy cómodo.
MA –Él era particularmente difícil, pero él en ningún momento...
LN -...impidió que saliera tal información.
MA –No presionaba a sus colaboradores ni a sus ministros.
JT –Que cada cual diga lo que quiera, dijo. En ese sentido se trabajó con mucha comodidad con Batlle.
Pero en relación a Sepredi me da la impresión de que no hay una idea concreta. Porque dentro de Sepredi no hay una idea concreta, o del presidente Vázquez o del gobierno.
Ustedes vean que la conformación de Sepredi originalmente tiene nada menos que a la secretaria personal de Vázquez, Laura Cabrera, como integrante que luego renuncia a la subdirección de Sepredi por discrepancias con Veiga. No parece un buen comienzo. Allí hubo un cruce de conceptos de cómo manejar la oficina.
MA –Creo que Laura Cabrera se movía mejor con la prensa.
AL –A mí no me consta. Laura Cabrera no hacía el trabajo que tiene que hacer un asesor de prensa. Ellos se piensan que los asesores de prensa tienen que cortar toda la información. Cuando tiene que ser al revés, tiene que facilitar el trabajo de los comunicadores.
Obviamente tiene que “defender” los intereses de quien es el que le paga directamente o de quien representa, en este caso un presidente de la República. Por eso han fallado todos, por eso existió Bloomber, porque el señor Sánchez no supo decirle al cameraman que apagara esa cámara. Eso es un error, un horror que cometió desde el punto de vista funcional. Tiene que saber cuál es el papel que está cumpliendo. Pero el papel del asesor de prensa que está allí es servir de nexo entre los medios de comunicación y la estructura de gobierno y acá nunca lo ha hecho ninguno.
De los directores de prensa del gobierno de Sanguinetti recordemos el caso Gestoso cuando le sacaron del aire la pregunta incómoda al presidente. Recordemos al señor Zanocchi llamando a los medios de comunicación y llamando. Recordemos al señor Zanocchi tirando carne podrida para evitar que salgan cosas. O recordemos actuaciones que no hubo esa comunicación como en el caso de Lacalle donde puso a un periodista, Cacho Echeverri que nos sirvió para que nos diga que el presidente va a estar en tal lado, pero no para decirnos algo más. Y recordemos lo que pasó con Sánchez con Batlle tampoco sirvió para nada.
MA –Después cada presidente tenía su estilo.
JT –Pero no solo desde ese aspecto, sino que las medidas de seguridad que rodean a las autoridades no son las mismas que rodean en otras partes del mundo donde es muy difícil llegar.
LN –Ayer me asombré. Vivo en el Prado a pocas cuadras de donde vive Vázquez y coincidió que salí ayer de mañana y salía el presidente con tres motos adelante y cinco autos.

Me llamó mucho la atención porque todos tuvimos la oportunidad de ver a Batlle o a Sanguinetti y nunca vimos un despliegue tan grande como para trasladarse de la casa hasta el Edificio Libertad.
JT –Estoy de acuerdo contigo. Pero nosotros hemos sido poco “respetuosos” con la figura presidencial o con la autoridades en general. Aparece una autoridad y son 40 micrófonos...
AL –Eso porque no se marcaron las reglas.
JT -¿Cuáles son las reglas que hay que poner?
MA –Pero la obsesión por la seguridad de Vázquez es muy llamativa. Batlle que era muy poco popular y llegó a ser escupido, una cosa que me da vergüenza como uruguayo, el tipo andaba muy liviano de equipaje. Y era un presidente muy impopular.
LN –Esto forma parte del tema de la conspiración y que todos son enemigos. Eso visión que no se pudo sacar una gran parte de la izquierda que es lo que prevalece y es lo que hace que actúan como actúan.
Era muy absurdo ver en el Hotel Presidente ese gran despliegue de seguridad que tenía y sin embargo cuando habría la puerta para irse se abalanzaban todas aquellas mujeres para besarlo y no nos dejaban trabajar a nosotros. Las normas de seguridad se violaban todas. Porque si lo querían matar lo hubieran matado.
Hay una contradicción entre todo ese aparato y la efectividad que tiene.
(Fragmento)

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