viernes, noviembre 11, 2005

Judith Miller "dejó" el New York Times


La periodista de The New York Times Judith Miller, que pasó casi tres meses presa por negarse a revelar sus fuentes en el “Caso Plame”, llegó ayer a un arreglo con el diario y se desvinculó de él tras 28 años de trabajo en su redacción. Su salida del Times se produce después de que tanto sus compañeros de la redacción como los directivos del diario la criticaran por la cobertura de la guerra en Irak y su participación en el "Caso Plame". Originalmente, Miller recibió el apoyo unánime de la prensa por su negativa a develar la fuente que le había filtrado el nombre de una agente secreta de la CIA. Pero luego surgieron cuestionamientos por el apoyo que la periodista dio a la invasión de Irak a partir de artículos en los que aseguró que Saddam Hussein, lo que se demostró falso. Hubo varios días de negociaciones sobre cómo se produciría la desvinculación."Estamos agradecidos a Judy por su significativo sacrificio personal para defender un principio periodístico importante", dijo el editor del diario Arthur Sylzberger Jr. en alusión a la no revelación de fuentes. "Respeto su decisión de irse y le deseo lo mejor", agregó.
No se conoce qué dinero negociaron los abogados de Miller (quien ayer no habló con la prensa) y del diario, pero en el acuerdo se incluyó un compromiso de que el medio publique hoy una carta de Miller.
No será en la página de editoriales, como ella había pedido, sino una carta común que aparece bajo el título "El adiós de Judith Miller", informó ayer The New York Times. A cargo de la página de editoriales y opinión, Gail Collins dijo que ese espacio no se usa para publicar posiciones "encontradas entre una parte y otra de la redacción".
En la carta que le permiten publicar, la periodista sostiene que se va pues colegas de la redacción no estuvieron de acuerdo con que ella testimoniara en el caso CIAgate. "Pero sobre todo —escribe— elegí renunciar porque en los últimos cinco meses me convertí en noticia, algo que un redactor de The New York Times nunca quiere ser".
Valerie Plame, la espía cuyo nombre trascendió a la prensa, era una agente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) hasta julio de 2003, cuando su nombre fue revelado por el columnista conservador Robert Novak, quien no fue acusado.
Luego Matt Cooper, periodista de la revista Time, publicó un informe sobre el tema después de la columna de Novak. Y Judith Miller escribió artículos en los que aseguró que Saddam Hussein, el ex presidente de Irak, poseía armas de destrucción masiva —lo que se demostró falso—, e investigó el caso de Valerie, pero no llegó a publicar los artículos.
La difusión del nombre de Plame habría ocurrido en venganza a que su marido, el diplomático Joe Wilson, había denunciado un año antes que no había habido negocios entre Irak y Níger para la compra de uranio enriquecido por parte del régimen de Bagdad, como había insistido la Casa Blanca como uno de los "justificativos" para invadir Irak.
La filtración de la identidad del espía, un hecho penado por la ley en EE.UU., provocó hace pocos días la caída de Lewis Libby, primer asesor del vicepresidente Dick Cheney a quien se acusa de haber sido una fuente de Miller.
La periodista fue condenada a prisión por un juez federal por desacato al rehusarse a divulgar la identidad de su fuente ante el gran jurado que investigaba la filtración de Plame.
La postura de Miller recibió inicialmente el decidido apoyo del periódico, y de Sulzberger en particular. Pero desde su liberación en octubre, periodistas y editores del periódico cuestionaron ese nivel de apoyo y sugirieron que Miller fue poco sincera con el Times sobre su fuente anónima. Y en una nota de tapa con un perfil de Miller colegas suyos la definieron como una persona "divisiva" e inconforme figura en la sala de redacción, a la que "se le dio demasiada libertad editorial" y con quien algunos colegas sencillamente se negaban a trabajar.
(Publicado en el diario Clarin)

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