lunes, octubre 03, 2005

Alemania: la sopa de Schroeder y Merkel


Dresden, la ciudad ubicada en lo que fue la antigua República Democrática de Alemania (RDA), se convirtió ayer en el último escenario de una suerte de comedia de enredos en que quedó sumida la escena política alemana tras la reñida elección legislativa nacional de hace 15 días, algo inesperado para los alemanes, y que los ha tenido totalmente desconcertados.
Alemania quedó conmocionada por el resultado de las elecciones. A tal punto que la revista Stern dedicó su tema principal a las elecciones: tituló en la portada, sobre la foto de los dos contendientes Gerhard Schroeder y Angela Merkel, ''Nosotros los cancilleres'' y más abajo colocó una frase que dice más o menos esto: ''Los dos perdedores quieren gobernar Alemania''. Sabina Scoruppa, mi guía en esta gira por Alemania, me dijo sobre los dos candidatos a canciller: ''Ahora tienen que trabajar; si quieren tomar la sopa que la hagan'' .
Y la sopa se trasladó ayer a Dresden, el único distrito que no votó en las elecciones parlamentarias del mes pasado, y aunque se cree improbable que estos comicios rompan el empate técnico, los resultados podrían influir en las difíciles negociaciones que realizan el partido del canciller Schroeder, y la alianza de su rival, la brandeburguesa Merkel, para formar una ''gran coalición'' de gobierno.
Y si bien los colegios electorales del distrito de Dresden abrieron ayer para la votación de las elecciones legislativas, a los ojos uruguayos acá no pasa nada. Salvo algunos carteles con las fotos de los candidatos locales sobre todo, la presencia proselitista callejera a lo que nos tiene acostumbrada una elección nacional en nuestro país brilla por su ausencia. En Dresden no se ha alterado la tradicional jornada dominguera donde miles de turistas y curiosos salen, desde las primeras horas de la mañana, a recorrer esta ciudad, cuyo principal paisaje, como ocurre en casi toda Alemania del Este, son las grúas trabajando para reconstruir el centro histórico.
Dresden, la ciudad donde se inventó el sostén para los senos femeninos y donde hay, caso único en el mundo, un museo de la higiene, producto del impulso de un ciudadano alemán, creador del enjuague bucal, es el único de los 229 distritos alemanes que no votó en las parlamentarias del mes pasado, debido a la muerte de uno de sus cinco principales candidatos, una mujer proveniente de las filas de la extrema derecha del Partido Nacionalista Alemán (NPD).
Justamente, según los analistas políticos de este país, uno de los puntos a considerar es el gran crecimiento que ha experimentado en esta zona, el distrito electoral número 160, este grupo de derecha alemán, neonazi, que desde el minúsculo 0,78% de hace 3 años llegó ahora, según las encuestas a arañar el 5%.
En Alemania ya es otoño, y eso se nota acá, en Dresden; ayer domingo amaneció lluvioso y no ha parado durante todo el día, pero lo inhóspito del clima no ha hecho cambiar la opinión de miles de alemanes que aprovechando el fin de semana largo, hoy se celebran 15 años de la unificación, salen a recorrer ciudades o simplemente a tomar un café en los cientos de bistros que pueblan el centro de esta ciudad. La visita a los museos, donde se hacen largas colas para poder ingresar no le cambian el humor de los visitantes y habitantes de esta ciudad que quedó devastada tras la segunda guerra mundial y que recién después de la reunificación se ha comenzado a levantar con ingentes inyecciones de dinero que, según se anuncia, se está terminando. Hoy Alemania vive una situación de crisis económica que para los ojos uruguayos no es tal, pero este viajero, a poco de haber estado en Berlín y Hamburgo, ya puede apreciar. De todos modos, los alemanes de Dresden se han acercado a los circuitos de votación en alto número a pesar de que la elección no es obligatoria y la única expresión pública de un ciudadano sobre el acto electoral la pude vivir ayer, al salir de la estación Central de trenes, cuando un hombre a voz en cuello gritó algo así como ¡Ey, a ver qué votan mañana! No hubo contestación alguna, y la masa de gente que bajaba por la estación siguió su curso tranquilamente. Es que esto, es Alemania.

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