lunes, febrero 20, 2006

Habla Benedetti, calla Natalia Oreiro

Desde el pasado jueves que los Fernández, Gonzalo, el uruguayo, secretario de la presidencia y Alberto, el argentino, jefe de gabinete, únicos funcionarios autorizados por los respectivos gobiernos a negociar sobre el diferendo por las plantas de celulosa, no hablan.
Uruguay no acepta negociar bajo la presión de los cortes de rutas, por lo que el gesto que piden desde el gobierno argentino, de suspender la construcción de las plantas, no lo va a conceder.
Desde el lado argentino, en tanto, se elevan un día sí y otro también los cruces verbales. Así, las señales de diálogo o de búsqueda de un acuerdo son confusas. Cuando se cumplieron 12 días del corte de ruta en Gualeguaychú se llevó a cabo una fiesta con cantores populares incluidos. En el estrado, junto al gobernador de Entre Ríos, Jorge Busti, estuvo Aníbal Fernández, ministro del Interior de Kirchner. Si Alberto es ojos y oídos de Kirchner, Aníbal es el brazo ejecutor. Esa presencia de Aníbal Fernández fue un dato que el gobierno de Uruguay no dejó pasar, aunque poco después llegaron al despacho de Gonzalo Fernández algunos tibios intentos de hacer saber que lo que se había visto por los canales y en los diarios no se debía leer tan literalmente.
Ayer, la publicación de una entrevista a Mario Benedetti conmocionó a los argentinos y más, mucho más, a quienes están llevando el conflicto directamente. Benedetti es un hombre muy respetado y admirado en la Argentina y sobre el tema nunca se había expedido. Bendetti señaló que las causas de la campaña de Busti contra las plantas de celulosa y contra Uruguay tiene su origen en un pedido de coima a los finlandeses y que estos huyeron despavoridos de esas tierras.
La campaña de la cultura por las papeleras que emprendió Busti quedó sepultada ayer por las plabras de Benedetti. Es que en la Argentina y también en el Uruguay pesa mucho más lo que dice Benedetti que lo que diga Natalia Oreiro.

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