domingo, abril 02, 2006

Halcones y palomas

El lunes 27 de marzo estaba la mesa servida y el macramé ya tejido; sólo faltaban que los comensales se sentaran a la mesa a bordar las iniciales. Los Fernández, Alberto el argentino y Gonzalo el uruguayo, habían acordado en Buenos Aires los términos del acuerdo que el miércoles 29 iban a firmar los dos presidentes, Tabaré Vázquez y Néstor Kirchner. No pudo ser, el martes 28 a la tarde se decidió suspender sin fecha la reunión cumbre de Anchorena.
Y aunque siguen la conversaciones, de hecho hay una propuesta del gobierno argentino sobre la mesa a la espera de una contestación de su par uruguayo, la cumbre presidencial no aparece todavía en el horizonte.
Y al igual que el juego de la Oca, cuando se había avanzado varios casilleros se tuvo que regresar al principio. ¿Qué fue lo que pasó en esas horas que mediaron entre el optimismo y la desazón por la supensión de la cumbre? Es que entró a tallar el canciller Jorge Taiana, convertido en una suerte de halcón del gobierno de Kirchner si se lo compara con el negociador jefe de gabinete Alberto Fernández. Fue Taiana quien a poco de asumir en lugar del ex canciller Rafael Bielsa desconoció lo acordado sobre las plantas por su antecesor con el ex canciller uruguayo Didier Opertti. Fue Taiana quien fogoneó la presentación de Argentina ante la Corte Internacional de La Haya con un duro discurso en el que, a su juicio, marcó las tres violaciones en las que habría incurrido Urugay para instalar las plantas y fue el canciller argentino quien en medio de las negociaciones, ya avanzadas de los dos Fernández, promovió una gestión ante la Corporación Financiera Internacional para frenar parte del financiamiento de las plantas de celulosa. También fue Taiana quien la pasada semana a su regreso de Nueva York y con los documentos acordados por los Fernández sobre la mesa de su despacho se limitó a levantar el teléfono y los encontró inadmisibles.
Para Taiana el diferendo es técnico ambiental y con esa posición hizo pesar su opinión de que Argentina debía, más allá de las coincidencias políticas que ya se alcanzaron, plegarse a la posición de los piqueteros moderados de Gualeguaychú.
En ese marco, y como para no dejar dudas sobre su posición, el canciller argentino no dudó en hacer conocer públicamente su algarabía por el premio Sofía 2006 que se le entregará a la abogada argentina y activista por los derechos humanos Romina Picolotti, hecho que se conoció el mismo día en que se debían reunir Vázquez y Kirchner en Anchorena.
En el comunicado público librado por la cancillería argentina se destaca como uno de los méritos de la doctora Picolotti, su "acción contra los proyectos de instalar dos plantas de fabricación de pasta de celulosa en la margen izquierda del Río Uruguay, cerca de la localidad de Fray Bentos". La comunicación de la algazara por el premio demuestra palmariamente una conducción bifronte del gobierno de Kirchner. Una cara es de paloma y la otra es de halcón y es con esas dos caras que tiene que negociar el gobierno uruguayo. El problema para Uruguay es quién tendrá más peso en la decisión final si los halcones o las palomas. Por ahora están ganando los halcones.

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