miércoles, abril 19, 2006

Good Night Good Luck: Lou Dobbs, el gran opositor

Parece la historia de Edward R. Murrow contra el senador Joseph McCarthy y el Comité de Actividades Antiamericanas, que filmó George Clooney. Pero esto es CNN y la vida real.El opositor más conocido de la actual política migratoria estadounidense no es un político ni el miembro de un grupo de presión, sino un presentador de la cadena CNN, que levanta pasiones a diario con su programa nocturno de televisión.Lou Dobbs, el hombre al que el periódico 'The New York Times' describió hace un par de semanas como "una figura central" en el cada vez más fragmentado debate migratorio, se ha convertido en la voz de los que ven en los inmigrantes ilegales una amenaza para la seguridad del país y para su propia seguridad laboral. Los extranjeros ilegales y las fronteras fuera de control son una materia recurrente en su espacio nocturno, que atrajo en 2005 a una media diaria de 600.000 espectadores, un 28% más que en 2003, cuando el programa salió al aire, según la firma Nielsen Media Research.En sus más de 2 años al frente de 'Lou Dobbs Tonight', el periodista de 60 años ha insistido una y otra vez en que la inmigración ilegal es un peligro para la clase media estadounidense y en que es necesario mejorar los controles fronterizos.Algunos, como Lupita Colmenero, presidenta de la Asociación Nacional de Publicaciones Hispanas, otorgan a Dobbs parte de razón, al señalar que "después de los atentados de 2001, USA no puede permitirse el lujo de tener las fronteras abiertas".Aun así, Colmenero culpa al conocido presentador de alimentar el rechazo hacia el inmigrante con un mensaje "muy radical", en el que figuran afirmaciones como la de que los indocumentados traen "la lepra" a USA.La opinión de Colmenero coincide con la de 'Los Angeles Times', que acusó este mes a la CNN de tratar un asunto de relevancia nacional como la inmigración de forma totalmente "irresponsable".Pero el radicalismo que le critican algunos ha servido bien a Dobbs, que atrae a una audiencia cada vez mayor.El periodismo de opinión 'a la Dobbs', que Michael Kinsley, ex editor del periódico 'Los Angeles Times' describió en un artículo reciente como "el ocaso de la objetividad", llama la atención en una cadena como CNN, que afirma que su misión es ofrecer información que no esté teñida con puntos de vista personales.Jonathan Klein, presidente de CNN en USA, asegura que el de Dobbs es un caso aislado y mantiene que la cadena no aumentará los espacios en los que se mezclan información y opinión."La verdad pasa por terminar con la inmigración ilegal", explicó Dobbs, quien reconoce que sus críticas a los indocumentados han causado consternación incluso entre algunos periodistas de CNN, pero dice no creer en que el periodismo objetivo facilite a la gente un mejor acceso a la 'verdad'.Recientemente, a la pregunta de 'The New York Times' sobre si él sabe cuál es la verdad, Dobbs respondió: "Tengo la convicción de que lo sé. Tengo las pruebas de que lo sé". La verdad, según explicó Dobbs, pasa por terminar con la inmigración ilegal.Dobbs tiene fuera de cámara un tono tranquilo, bien alejado del que exhibe cada noche en la pequeña pantalla y que, según algunos, es el que le ha valido para convertirse en un formador de opinión en asuntos claves como la inmigración."Tiene mucha audiencia y no está loco", dijo el senador Trent Lott, republicano de Misisipi, considerado muy conservador y quien, al igual que muchos de los espectadores de Dobbs, ven en el presentador a una persona "muy reflexiva y alguien que tiene una opinión muy fuerte" sobre la migración.Reflexivo o no, Dobbs ha sabido como nadie explotar a su favor una de las materias más controvertidas en USA, así como el creciente sentimiento nacionalista y proteccionista.Las calles de más de un centenar de ciudades de USA se convirtieron este lunes en un clamor por los derechos de los inmigrantes hispanos, que exigen una reforma migratoria integral y denuncian la 'criminalización' por ley de los extranjeros indocumentados.La movilización ciudadana, que algunos comparan ya con el movimiento de derechos civiles de los '60, arrancó el domingo con una manifestación que congregó a entre 350.000 y 500.000 ciudadanos en Dallas (Texas) y se extendió al día siguiente de costa a costa.En Atlanta (Georgia), alrededor de 40.000 personas, vestidas con camisetas blancas como símbolo de paz, marcharon ondeando la bandera del país. Otras 50.000 se congregaron en Phoenix (Arizona), 8.000 marcharon pacíficamente por el centro de Omaha (Nebraska) y varios miles acudieron a convocatorias por el mismo motivo en ciudades como Houston (Texas), Los Angeles (California), Charlotte (Carolina del Norte), Madison (Wisconsin), Nueva York o Washington.En el estado de Georgia, los manifestantes se oponen además a una medida estatal que, en caso de ser promulgada por el gobernador, el republicano Sonny Perdue, negaría beneficios a los adultos indocumentados."Queremos enviar un fuerte mensaje al Congreso y a la Administración Bush de que estamos hartos, porque trabajamos duro y no merecemos que nos traten como lo han hecho desde los atentados de 2001", aseguró a la cadena de televisión CNN, Jaime Contreras, presidente de la Coalición Nacional de Inmigrantes, que coordina las protestas. "La mayoría de los inmigrantes vienen a USA en busca de un mejor futuro para sus hijos y eso no es ningún crimen", añadió.El activista se refería así al proyecto de ley del republicano James Sensenbrenner, aprobado por la Cámara de Representantes en diciembre y que convierte en criminales a los inmigrantes clandestinos y sanciona a quienes les proporcionen servicios sociales.Se calcula que en USA hay cerca de 12 millones de inmigrantes indocumentados. La lucha sobre cómo resolver su situación irregular se ha recrudecido desde 2004, cuando el presidente George W. Bush propuso un programa de permisos temporales para los trabajadores.La 'pelota' de la nueva ley de inmigración está ahora en el Senado, donde la mayoría republicana no ha logrado dirimir sus divisiones internas y llegar a un acuerdo con la oposición demócrata para aprobar una ley que introduzca un nuevo programa para "trabajadores huéspedes" que abra vías de acceso a la ciudadanía a los 'sin papeles'.'Hoy marchamos, mañana votamos'Juan José Gutiérrez, coordinador de una 'megamarcha' realizada a comienzos de semana en Los Angeles, expresó su convencimiento de que "los legisladores, más allá de la politiquería, tienen la obligación de arreglar el sistema de inmigración", lo que en su opinión incluye regular a los indocumentados.Los activistas piden asimismo la reunificación de las familias y la protección de sus derechos laborales bajo consignas como "No somos criminales" y "Hoy marchamos, mañana votamos".De estos hechos se concluye, como señala 'The New York Times', que los millones de inmigrantes que se han mantenido en silencio durante los últimos años, en su mayoría hispanos, podrían estar emergiendo como una poderosa fuerza política.Los hispanos suponen el 15% de la población y alrededor del 10% de votantes, un porcentaje suficiente para remover los cimientos del Partido Republicano de cara a las elecciones legislativas de noviembreLou Dobbs, el hombre al que el periódico 'The New York Times' describió hace un par de semanas como 'una figura central' en el cada vez más fragmentado debate migratorio, se ha convertido en la voz de los que ven en los inmigrantes ilegales una amenaza para la seguridad del país y para su propia seguridad laboral.Su jornada de trabajo incluye algunos días hasta tres comparecencias televisadas en distintos programas además del suyo y retransmisiones desde fuera del país, como la que realizó desde México el mes pasado para cubrir el encuentro entre el presidente mexicano, Vicente Fox, y su homólogo estadounidense, George W. Bush.Dobbs tiene fuera de cámara un tono tranquilo, bien alejado del que exhibe cada noche en la pequeña pantalla y que, según algunos, es el que le ha valido para convertirse en un formador de opinión en asuntos claves como la inmigración.'Tiene mucha audiencia y no está loco', dijo el senador Trent Lott, republicano de Misisipi, considerado muy conservador y quien, al igual que muchos de los espectadores de Dobbs, ven en el presentador a una persona 'muy reflexiva y alguien que tiene una opinión muy fuerte' sobre la migración.Reflexivo o no, Dobbs ha sabido como nadie explotar a su favor una de las materias más controvertidas en USA, así como el creciente sentimiento nacionalista y proteccionista.

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