
Julio Cortázar iba al Luna Park, con un libro bajo un brazo, a ver boxeo. ¿Y a quién admiraba? A Nicolino Locche, que anoche se fue, como antes se fue Julio, quien también admiraba a 'Cassius Clay' (Mohamed Ali), probablemente porque ambos, en categorías diferentes, uno welter junior y el otro pesado, lograban convertir al oficio de las piñas en algo más que el oficio de las piñas. Nicolino no perdió su último pelea en 1972, en Panamá, por puntos, ante 'Peppermint' Frazer, lejos de su esplendor, descuidado; ni después contra Antonio Cervantes 'Kid Pambelé', en un intento por volver. No, Nicolino perdió anoche pero fue un gran campeón y se ganó un atributo imborrable: nuestro respeto colectivo.
"Cómo anda, Viejo Lobo", era su saludo preferido. De andar chaplinesco y sobrador, un mago a la hora de esquivar, mientras era capaz de tirarle una frasecita matadora a Osvaldo Cafarelli, quien estaba relatando al lado del ring, Nicolino Locche no fue un invento de 'El Gráfico'.
Nicolino enloquecía a la gente. El Luna Park se llenaba 'de bote a bote' para el culto secreto de ver a un boxeador esquivar las piñas que le lanzaba el otro. El desolado rival de Locche sería quien, como en un sacrificio, recibiría las risas de los demás y la frustración enorme de no poder pegarle.
Locche, el pupilo emblemático del gran Paco Bermúdez, 'el Rey de las Fugas', o 'el Intocable' -apodo del 'Piri' García, de El Gráfico-, logró el 22 de agosto pasado la reparación histórica de la Asociación Mundial de Boxeo que jamás le había entregado su cinturón de campeón.
Y vaya si Nicolino fue campeón, en una categoría como la de los 'welter juniors', que establece un peso máximo de 64,500 Kg.
Él se coronó campeón mundial el 12 de diciembre de 1968, en una brillante actuación en Tokio, Japón, cuando venció por nocaut técnico en el 10º round a Paul Fuji.
Locche realizó cinco defensas exitosas de su título, y fue destronado por el panameño Alfonso Frazer, apodado 'Peppermint', el 10 de marzo de 1972.
En 2003, Locche ingresó al Salón Internacional de la Fama del Boxeo, en Canastota, New York, donde ya estaban Pascual Pérez, Carlos Monzón, Víctor Galíndez y Juan Carlos Lectoure.
Ocurre que Nicolino siempre tuvo ese estilo 'de bajo perfil', y entonces los honores demoraron más tiempo. Pero llegaron. Porque no se puede andar ocultando el sol con la palma de una mano.
Nicolino, nacido en Tunuyán el 2 de setiembre de 1939, logró el 26 de mayo de 2005, durante el 14° Festival Latinoamericano 'AMB “KO a las Drogas”, una de las ovaciones más estruendosas de la noche en el estadio Luna Park. En verdad, fue la última ovación, la definitiva.
Después se volvió a su casa del barrio Las Compuertas, en el partido de General Las Heras, con los ojos iluminados, a esperar el cinturón original de campeón del mundo, de manos del periodista y clasificador local de la Asociación Mundial de Boxeo, Sebastián Contursi, quien fue a saldar la vieja deuda de la entidad.
Cuando el enviado especial de la AMB sacó de la valija el cinturón, lo que menos pudo disimular Nicolino fue su emoción. No derramó una lágrima, pero tampoco fue necesario.
Y comentó: “Esto es lo que realmente estaba esperando. Estoy muy feliz. Sí, estoy muy feliz”, dijo con su ronca voz y con los ojos que le brillaban de felicidad, mientras observaba, una y otra vez, la bendita faja.
“Ahora te sacás el cinto que tenés puesto y empezás a usar éste”, bromeó María Rosa, la esposa de Nicolino.
Pobre Nico, no tuvo tiempo. 'La Parca' vino a llevárselo, concedida probablemente su última voluntad.
Anoche, 'el bobo' se detuvo, a los 66 años, en esa casa de Las Heras en Buenos Aires.
Salud, Viejo Lobo.

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