El temporal que se abatió sobre la zona sur de Uruguay el pasado 23 de agosto me dejó sin un árbol, que estaba plantado frente a casa, en Gonzalo Ramírez 1395.
La fuerza del viento lo tiró y un gato que habitualmente se tiraba desde la azotea de la casa que estaba frente por frente al árbol quedó sorprendido.
Desde ese día todas las tardes el gato mira desde la azotea y no entiende porque no hay árbol y llora y maulla y maulla horas y horas hasta que se cansa y regresa al otro día. Esto es así desde el 24, hoy es 5 y el gato sigue maullando y llorando.
lunes, setiembre 05, 2005
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)

No hay comentarios.:
Publicar un comentario