martes, marzo 26, 2002

Pasajeros del 62

El pasado martes 19, el día en que Sara supo por imperio de la ciencia que un joven argentino era su hijo Simón, un conductor del 62 llevaba la radio prendida cuando se difundió la noticia. Un silencio siguió a la voz del informativista y de pronto arrancó un aplauso; un sereno y cálido aplauso que llenó el interior del ómnibus.
"Sara encontró a Simón". Fue la principal noticia de la pasada semana; una buena, entre tanta mala. Un cuarto de siglo de búsqueda dio sus frutos y Sara finalmente pudo estar frente a frente con su hijo Simón.
Fue un encuentro que lo mejor de sociedad uruguaya celebró y cada uno lo hizo a su manera: ya sea participando en el acto público en el Obelisco como en el recogimiento más íntimo que supone un hogar.
Sí, Sara encontró a Simón, pero los uruguayos seguimos sin poder encontrarnos. Es que en un momento de gozo no se dejó atrás, aunque sea por un momento, los ceños fruncidos, el puño cerrado, la palabra hiriente. Sara encontró a Simón, sí y es fruto, en primer lugar, de su esfuerzo, de su tesón. Sara encontró a Simón y pudo sentir ese abrazo postergado durante 25 años por quienes ejercieron el terror.
Sin duda que hay que castigar a los que hicieron de su guerra una guerra también contra los niños. También hay que señalar a quienes, con responsabilidad política, no dieron los pasos necesarios para cerrar esa herida abierta en la sociedad uruguaya. Pero también hay que reconocer a quienes sí lo hicieron. Y si la historia algo habrá de reconocerle al presidente Jorge Batlle será que él efectivamente dio los pasos para que el doloroso tema de los desaparecidos dejara de ser algo de "algunos izquierdistas que tienen los ojos en la nuca". Batlle puso en la opinión pública un tema difícil y que hasta ese momento había sido eludido por la sociedad. Lo hizo desde su asunción como titular del Poder Ejecutivo y ante el Parlamento, cuando habló de la necesidad de "sellar para siempre la paz entre los uruguayos". Y luego lo continuó con la creación de la Comisión para la Paz.
Es seguro que en su accionar no hubo intereses subalternos, por aquello de "la estación Carnelli", ¿recuerdan? Lo hizo con el objetivo único de que los uruguayos, como lo han hecho a lo largo de la historia se reencuentren.
Quienes así no lo sienten y no lo quieren, seguramente no forman parte del pasaje de ese 62 que escuchó con emocionada atención la noticia del encuentro entre Sara y Simón.

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