jueves, febrero 07, 2002
Señales
Para Tabaré Vázquez, el pasado 5 de febrero hubiera sido relativamente fácil incendiar el país.Las condiciones están dadas: recesión, desocupación, aplicación de nuevos impuestos. En fin, descontento en todos los sectores. Hubiera bastado un fósforo, y en una noche cualquiera de estas, una gran parte de los uruguayos sacaban las cacerolas y otra vez a hacerlas sonar. A juzgar por las últimas acciones que llevó adelante el líder de la izquierda ese habría sido un camino fácil y políticamente redituable en el corto plazo.Podría haber dicho, por ejemplo, "no al pago de la deuda externa" o satanizar al Fondo Monetario Internacional. No lo hizo y eso hay que destacarlo.Más allá de los fuegos de artificio, como los pedidos de renuncia del ministro de Economía, Alberto Bensión y su equipo, y el reclamo de un cambio en el rumbo económico, Vázquez usó la mayor parte del tiempo de su extenso discurso en dar a conocer las propuestas de la coalición de izquierda. Que pueden ser compartidas o no, pero que representan el sentir de una gran parte de la población que las apoya y las siente como propias. Incluso, un aspecto a destacar fue que no dudó en entrar en franca contradicción con su ex compañero de fórmula, el senador Rodolfo Nin Novoa, al mostrarse contrario a la "pesificación", la que dijo "no se justifica en el Uruguay".Convocó, además, a un diálogo social para salir de la crisis y en este camino Vázquez no está solo y lo sabe.El senador del Nuevo Espacio, Rafael Michelini, también lanzó una idea similar y en la última reunión del Directorio del Partido Nacional se manejó hacer un planteo del estilo.Entre los blancos, la iniciativa fue finalmente desechada por no haber encontrado el suficiente eco en la totalidad del directorio nacionalista. Pero más allá de eso, quiere decir que una amplia mayoría del sistema político piensa en los mismos términos: que haya ciertos consensos para construir una esperanza entre tanta mala noticia que día a día tienen que escuchar los uruguayos.¿No será, entonces, que están dadas las condiciones para elaborar un acuerdo político-social de amplia base que tenga como objetivo salir del actual estado de parálisis que vive la República?¿Podrá ser posible que cada partido político, cada dirigente y los gobernantes, dejen de lado sus propias y legítimas aspiraciones personales y/o sectoriales para dar una señal sobre el verdadero estado de situación en que se encuentra el país?Ahora parece ser el tiempo, hay tres millones de uruguayos que esperan con impaciencia esas señales.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)

No hay comentarios.:
Publicar un comentario